— ¡¡Juguemos a un juego aprendiz!! Escoge una mano. Si eliges sabiamente te comes lo que tenga en ellas.
Muestro las dos. Escoge tras pensar unos minutos.
—¡Te felicito! en las dos tengo mierda. No.. . No me mires así… una es Almería y la otra acaba de salir de mi trasero. Pero te vas a comer la que has elegido.
Rio a carcajadas. Estampo mi mano en su rostro.
— Desde hoy te llamaré Granada. Aunque en tu caso no te ganas una guerra, ni un enemigo para lo que me quede de vida.
Rio a carcajadas. ¡Que bello es volver!
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