miércoles, 22 de marzo de 2023

Lárus Telamónida y sus Lecciones - Lección VII

Recuerdo que hacía frío en el castillo cuando empecé a hablar de la verdadera doctrina al jarl Germán Arganson. Oriundo guerrero almeriense que fue expulsado de aquellas desoladas tierras antes que yo las abandonase. A mí nadie me había echado. 
Höðr lloraba acurrucado y desnudo en una esquina, cual perro apaleado. Acababa de conocer famosas lanzas junto a la bestia cristiana. Aún seguía y sigue empecinado en no seguir los dictados del Gigante. Pero acabará doblegado. 

"En cada aldea formamos un círculo con la sangre del ganado capturado en la anterior. Y ya van muchas… no Importan grandes o pequeñas. 

Cada soldado con sumo cuidado acaricia los lindes de los poblados con las extremidades recién cercenadas, aún calientes y goteantes. En los ojos de algunas cabezas aún se ve la luz de sus espíritus desvanecerse mientras iniciamos el ritual. 

Después, y sólo cuando el círculo está completo, avanzan mis tropas. Todos llevan en sus caras las arcaicas runas con el nombre de Surt. Cantan viejas sagas que les enseñé uno por unos. Golpean sus armas contra los escudos. 

El ganado huye y los acaban abatiendo como las bestias infrahumanas que son. Otros tienen suerte de ser capturados para el siguiente ritual. Así año tras año… mes a mes… día a día… 

Lo importante es que Surt nos guía, Surt bendice nuestro actos y los ilumina. Surt, señor de Muspelheim, atiende a su amado siervo. Al mejor. Al único y verdadero profeta del Ragnarok"

Germán me interrumpió. Bebió hidromiel antes de hablar. 

— ¿Los navarros son bestias? Hasta ayer eran nuestros hermanos. Estiy seguro de haber visto que se sacrificaron aldeanos de nuestra creencia. 

Escupí al suelo para alejar espíritus malignos. La hidromiel debía haber obnubilado la mente del jarl. 

— ¿Acaso he mencionado a qué dios adoran? Incluso quienes saben qué se avecina el Ragnarok se doblegan a falsos dioses. ¿No veis que ese tal Otsokol ahora se hace llamar Fenrir? Quienes le sigan merecen la muerte. Sólo hay un Dios para el Ragnarok. Sólo un camino. Yo soy el camino y quién no me siga morirá. Quién no me siga será ganado.

Germán lo entendió al instante. Eso se demostró en el éxito de su defensa de Cataluña. En cómo expulsó al falso profeta y cómo, gracias a mí guía el Reino de Portugal endereza su camino día tras día.
Yo soy el Ragnarok. 

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