martes, 25 de octubre de 2022

Crónicas de Atenodoro II - Capítulo 4

Veía Atenodoro II una bandera oriflamma llegando a las costas de una tierra árida y con pirámides. No conocía el motivo pero sabía que era una bandera real de Francia. En la nave que se acercaba a las costas iban hombres con cruces en su pecho. Y, por encima de todos destacaba uno con una aureola de santidad. El Rey.

La siguiente visión era el mismo hombre combatiendo. Triunfando. Pero todo se enturbió... El Santo estaba rodeado de enemigos. Sólo había muerte a su alrededor. Lo capturaron... Más en la siguiente visión el Rey Santo estaba sentado en su trono francés.

Atenodoro II se despertó azorado. Basilio entraba en los aposentos agotado.

  • EL TORREÓN HA CAÍDO. ¡¡HUID!!

  • Avisad a mis fieles guerreros. ¡Qué se preparen las defensas!

Una patada en la puerta derribó a Basilio. Por ella entraron una decena de sarracenos con sus espadas ensangrentadas.

  •  ¡Elí, Elí! ¿lama sabactani?

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Atenodoro II fue capturado por el Idrisi Aristobulo tras una encarnizada lucha.
Varios caballeros cristianos corrieron en su socorro cuando era llevado a África como prisionero. Eran el francés Yngwe (quién logró rescatarlo) y el aragonés Lord Comandante.
Tras estos hechos, la guerra en la península quedó estancada en el sur gracias a la colaboración francesa y aragonesa. 
Entonces se reunieron los ejércitos del Reino de Asturias y León para enfrentar al del sultán Idrisi Sebastián de Griot. Logrando una gran victoria y la muerte de este una vez capturado.
El heredero del sultán: Sebastián de Griot II, jamás olvidaría estos hechos. 

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