Fue tal el impacto tan grande conocerla que me comporté como un cactus durante horas. Hasta que recobre mi compostura, en parte, gracias a Pasíôn y la cercanía que ella emanaba.
Así fueron varios días de compartir frugales comidas y cenas. Días en que debo admitir que mi devoción por ella descendía pero la pasión aumentaba. Días en que acabamos metidos en su alcoba dando rienda suelta a nuestros más bajos instintos. Días en que sentía a la par un gran pesar.
Sin saber como estaba prometido a la líder de una Confederación varega. Había sido gratificante el encuentro pero a la vez algo comía mi alma y me devoraba a mi mismo. Era Job en la ballena. Y solo echaba de menos a Lady Clementina.
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