Envuelta en la púrpura imperial seguía siendo la misma muchacha que había dejado atrás. Ascendída, sin mucha convicción, por los más notables Bizantinos quienes no dudaban en su recto manejo. Y ¿quién podía dudar de ella? Cómo a la misma Eva habían encontrado aquellos descarriados a una madre. Era Lot en Sodoma. Era la dignidad en sí misma.
No tardé demasiado en enfrentar mis Demonios y declararme suyo. Fiel servidor de otro Reino al que sería capaz de traicionar a una palabra suya. Nos amamos. Más nunca me pidió dejarlo
Y, fue entonces cuando un judío pobre con sólo 3 oros en su haber, lo dejó todo. No hubo Inglaterra, no más búsqueda sobre los restos de su Familia, no más negocios, .. Solo se dejó vivir. Vivir por ella y vivir hasta que sonaron los tambores de guerra. Vivir hasta que Oksana le llamó al altar y no supo qué debía hacer….
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