martes, 20 de diciembre de 2022

Abraham Telamónida-Von AS, el buen judío inglés - 6. Mis Amores

Oksana Dragunova. La primera vez que oí su nombre me lo susurró el viento desde los labios de un juglar. La Reina de Hielo de Minsk que firmaba tratados con una mano a la vez que mataba enemigos de sus hermanos con la otra. Fría como la estepas del Este y, ardiente como los desiertos del sur. 

Pagué a más y más trovadores para escuchar en la fría Gran Bretaña, más y más leyendas que rozaban el sacrilegio. Pagué por saber e idealizar a una mujer que mi corazón deseaba ver. Me sentía embaucado por ella, sin haber llegado a cruzar una sola letra.

Decidí componerle un poema. Uno de esos acrósticos que nadie entendía. Lo lancé a los cielos y mis letras llegaron a Minsk para ser guardadas como una joya en su pecho. Este humilde judío había hecho blanco en la más grande de los Varegos.

Cuando en África se me dijo que a Bizancio debían de ir, supe que allí me esperaba la mujer de mis sueños. En mi interior había una voz que lo gritaba: yo era Moisés ascendiendo al Sinaí para alcanzar la Palabra de Yavhé. La digna sucesora de Wotan Telamónida me esperaba con la promesa de un amor cálido, frío y puro. 

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