miércoles, 21 de diciembre de 2022

Abraham Telamónida-Von AS, el buen judío inglés - 7. La Musa

La primera vez que vi a Lady Clementina fue en una Taberna. Huía de un matrimonio pactado y recuerdo que me dio mucha ternura. Tan frágil, tan presa como un pajarillo en una jaula.


Entre tragos pagados por bárbaros y hermanos judíos, decidí empeñar mi honor en venderle algunos productos. Como noble  bizantina bien podía permitirse armas o recursos en un tiempo tan convulso como el que vivía el Imperio. Mientras pasaba los días en sí compañía aguardaba noticias de Oksana y de mi fiel Dimitri, al que había enviado a Bizancio por informaciones de mi Familia. 


Clementina me hacía más y más fáciles los días. La veía enfrascada en sus pinturas, en sus paseos,... Pero en cuanto supe que Oksana me aguardaba, me fui de la provincia de Asia Menor con el corazón compungido.  Vi a Clementina por última vez sin entender qué era lo que me ocurría. Había en todos nuestros gestos, palabras, acciones,... Algo que iba más allá de la pura amistad que nos había envuelto. 


No la veía como una noble más y estaba claro, pues la siguiente vez ya sería la Basilea de los Bizantinos y digna sucesora Wotan Telamónida. 


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